viernes, 6 de agosto de 2010

Crudo




Colgó el teléfono. De repente toda la alegría que había acumulado esa semana se desvaneció en un suspiro. Intento recomponer los pedazos de su ser antes de salir de la habitación. Como si su cuerpo estuviera compuesto de pequeñas piezas que deben encajar a la perfección, pero no podía engañarse a si mismo. Sabía por experiencia que por mucho que lo intentase después de despedidas así siempre había un par de piezas que no encajaban. Al principio podía fingir que no pasaba nada, pero tarde o temprano alguien se daría cuenta.

Cogió una última bocanada de aire, y con todo el valor del que se pudo armar se encaminó al salón.

-"Sigue luchando"-se dijo a sí mismo.

Allí estaban ellos. Amigos de la infancia que le habían ayudado a soportar el peso de los años. Pero él sabía que esta no era su batalla, que esto debía afrontarlo el solo...sin molestar la alegría que se respiraba en esa casa. Se sentó en el sofá y cogió rápidamente el periódico. Leyo unas cuantas hojas mecánicamente, sin prestar ni un mínimo de atención a aquellas noticias que minutos antes devoraba tranquilamente.

Pensamientos caóticos giraban en su cabeza. Le costaba concentrarse en leer una sola línea, o en escuchar la conversación que mantenían sus compañeros ajenos al maremoto que estaba sufriendo en ese sofá el lector.

- No se si estos pensamientos son claros...o son consecuencia de mi devenir de sentimientos. Lo único que tengo claro es que estoy cansado de esto, y ni siquiera tengo claro de que es lo que siento al respecto. Antes veía esa llama encendida, pero ahora es como si estuviera consumiendose poco a poco.

-Déjalo entonces...hazlo pasar por alto como haces siempre.-le dijo el joven cuervo.

-Creo que esta vez no, tu no lo entiendes. Te quedas ahí mirando como me consumo por dentro y no me das ningún consejo.-Replicó el lector.

-En realidad siempre te aconsejo, pero tu bajas el tono de mi voz porque no quieres escuchar lo que te digo. Así que me he dado por vencido... creo que tu sólo te habrás dado cuenta de lo que tienes que hacer si quieres alejarte de este sufrimiento, del que creo que ya estaremos de acuerdo en que ya no merece la pena. Deja de mezclar néctar con veneno. El aguijón está cada vez más cerca...y cualquier día de estos atravesará nuestra alma, dejándote a ti malherido y a mi prácticamente moribundo.

-Sabes que lo intentó...que ya lo he intentado antes. Pero nunca tengo el valor de persistir.- el lector cogió un cigarro y se alejo a la terraza a seguir su diálogo interior.

-Hace tiempo que mataste al lobo ¿ Y ahora, me vas a sacrificar a mi también? ¿me dejarás morir sin darme ayuda?.-preguntó el joven cuervo.- Puede que sea tu última oportunidad...es tiempo de olvidar el pasado y rehacerse para el futuro.

El lector encendió su cigarro. Soltó el humo deprisa, como si le diera apuro haberlo encendido.

- Es tiempo de desaparecer...luego podré volver, estoy convencido de ello. Pero ahora mismo siento que no doy más, ya no puedo fingir que me da igual sin que me coma la ansiedad.

Escaparé contigo, y tal vez algún día pueda mirar atrás y perdonarlo todo...

- Tal vez...o tal vez no. De todas formas iremos paso a paso, entre los dos hallaremos la paz y puede que algún día vuelvas a sentir a aquel lobo de la estepa que te acompañaba fiel a tus principios, sin cuestionar tus instintos. Vamos adentro antes de que alguien se de cuenta, es hora de recomponerse viejo amigo.- Dijo el joven Cuervo.

- Podría funcionar...pero será duro.-El lector lanzó la colilla al viento, no obtuvo respuesta del joven cuervo.

En ese mismo instante alguien en algún lugar estaba enviando un e-mail. Llevaba un mensaje que cambiaría el resto de su vida. Pero el lector aún no sabía de su existencia, y esos segundos de reflexión antes de entrar en la casa, se sintió más solo que nunca en su vida. Pero esta vez era una soledad agradable...como antaño.